miércoles, 16 de enero de 2013

Speed (Máxima velocidad)


Máxima Velocidad (20th Century Fox)


Causa: Autobús
Empresa: Berlinas del Fonce S.A.

Esta peli ni me parece mala, pero es vieja y hasta inapropiada. Le doy cinco estrellas al auxiliar si la escogió a modo de ironía. Máxima velocidad es un clásico de las pelis de autobús porque el 60% del film transcurre en uno. Esta película de finales de los ochenta en Colombia (1994), no deja que alguien se duerma, menos si va sentado en primera final, detrás del chofer.

Harry y Jack Traven son compañeros en el quipo de rescate de la policía. Llegan volando en su auto por las calles de Santa Mónica a la escena del atentado terrorista, son tipos rudos. Un loco ha volado los cables de un asecensor que está en el piso 32 y amenaza con volar los frenos de emergencia que lo mantienen suspendido: está lleno de oficinistas, de las que se destaca una rubia que de seguro se ha enrollado con al menos uno de los que va con ella en el ascensor.

Los dos agentes estrella de la policía de Los Ángeles sacan a los rehenes y por poco y atrapan al terrorista a quien creen muerto por una explosión de dinamita. ¡Medallas para los polis que ahora son héroes! Cuando están celebrando, Harry le dice a Jack que “algún día tu valentía hará que te maten”.

Y el día llega a la mañana siguiente cuando bomberman hace explotar un autobús y mata al conductor ante la mirada incrédula de Jack. El teléfono público suena y Jack contesta. Hay una bomba en el autobús 2525, si supera las 50mph se activa una bomba y si baja la velocidad estallará. A partir de ese momento, la peli es una montaña rusa de emociones y parece que no paran nunca: Jack (Keanu Reeves) persigue el autobús para que pare pero en lugar de eso logra que supere las 50mph; sube al autobús y un pandillero asustado termina disparando al chofer; Annie (Sandra Bullock) ahora debe conducir y mantenerlo por arriba de 50mph; los niños no están en la escuela y se atraviesan en las calles, las obras no están terminadas y el autobús debe saltar por los aires de un tramo a otro; el terrorista es un policía retirado con sólo nueve dedos; hay que sacar al chofer herido y lo hacen, pero una anciana intenta escapar y la vuelan; Harry, el compañero de Jack, ubica la casa del terrorista y cuando va a buscarlo con un equipo de polis todos vuelan por los aires; Jack y Annie llevan el 2525 al aeropuerto para dar círculos y descubren que el loco los ve a través de una cámara instalada en el vehículo.

Sacan a todos del autobús y se preparan para atrapar al malo cuando entreguen el dinero del rescate. El terrorista “es loco pero no estúpido” y se da cuenta que le han engañado. Disfrazado de poli toma a Annie de rehén y ahora todo parece perdido porque escapan en el metro. Pero Jack saca todo su valor adelante, decapita al malo y ahora puede irse con Annie… ¡Momento! Annie está esposada a un tubo del metro y Jack no tiene las llaves, el metro está a punto de llegar a un tramo no construido. Jack Traven no tiene tiempo y decide descarrilar el metro en una curva para salvarse. Nunca abandona a Annie y al final el vagón (o lo que queda de él) termina sobre la vía en el centro de Los Ángeles. “Debo advertirte algo, las relaciones que se basan en experiencias tensionantes no llegan muy lejos” “Entonces la basaremos en el sexo” “Como usted ordene”, y ruedan los créditos.

¿Ah? Antes que nada, Máxima Velocidad es una crítica al ayuntamiento de Los Ángeles, específicamente a las escuelas que no tienen a los niños estudiando y por eso están a las 10:00 am listos a atravesarse a un autobús que carga una bomba, y al Departamento de obras públicas porque sus retrasos en las construcciones hacen que Jack y Annie deban saltar un tramo de 15 metros de viaducto sin terminar en un autobús, y el tramo de metro sin finalizar por poco les cuesta la vida después de haber matado al malo. La peli estuvo nominada a tres premios Óscar de los cuales ganó dos, por mejor sonido y edición de sonido. Es una buena peli de acción.

miércoles, 9 de enero de 2013

Reparaciones locativas

Actualmente me encuentro de trasteo y por eso no habrá reseña de pelis esta semana. Sin embargo, la próxima semana habrá tiempo para deleitarnos con otra película digna de ser reseñada por mala y haber sido emitida en un viaje de autobús.

Gracias

miércoles, 2 de enero de 2013

Un paso adelante (Step Up)

Step Up (Touchstone Pictures)



Causa: Autobús
Empresa: Vía Bariloche

Cuando una película comienza con una coreografía no queda de otra que hacerse a mucha buena vibra: una película atroz está a punto de comenzar. Desde tiempos inmemoriales el hombre de verdad ha odiado los musicales o esa horrible tendencia de Fama de hacer películas de baile. Una de las peores sin duda es la supuesta segunda parte de Saturday Night Fever donde vemos a un Travolta ochentero enlicrado y listo para dejar todo sobre las tablas y perseguir su sueño.

Por eso en el caso de Step Up no quedó de otra que verla. Después de la coreo estamos en una fiesta de gueto con un montón de afroamericanos cliché  ‘gangsta rap’. Un tipo grande (Mac Carter) coquetea con una hermosa damita en minifalda y llega su hermano a dañarle el levante, un niño que en su atuendo es una ridícula imitación de Flavor Flav con un apodo que enseña en su cinturón de bombillas led: “Skinny”. “¿Dónde está Tyler?”, pregunta Mac, “Dónde crees”, responde su hermano Skinny.

Ahí está Tyler, el tipo que esperábamos que fuera también afroamericano es suficientemente caucásico como para hacer de alemán nazi en otra peli mala, pero baila hip-hop con una compañera sexy del reparto que resulta ser la chica de Omar. “Hey Omar, no te están respetando hermano”, y Omar va a enfrentar a Tyler quien se defiende a golpes como un valiente blanco en una fiesta de 200 raperos afroamericanos. Pero la riña termina porque Omar que es mucho más gangster, saca su nueve milímetros y le apunta en la cara a Tyler que de todas formas quiere lanzarle otro golpe, y lo hubiera hecho si Mac no lo agarra y le dice “No vale la pena, Ty”.

Se van de la fiesta los tres, Mac, Tyler y Skinny y ven pasar la 4X4 de Omar y Skynny le arroja una piedra que de suerte no le pega pero que al buen experto de películas malas le lanza un tip, SPOILER ALERT: Skinny va a morir en esta película, lo sabemos desde la primera secuencia de la escena dos.

A una cuadra de la casa de crack donde se llevaba a cabo la fiesta de la primera escena hay una “Escuela de arte de niños blancos ricos” (algún problema de planeación urbana, seguramente) en la que los tres irrumpen simplemente a hacer algo de vandalismo. Son atrapados por un guardia de seguridad gordo pero Tyler se deja agarrar para que Mac y Skinny puedan escapar porque él sabe que, tal y como nos enteramos en la siguiente escena, que un blanco que irrumpa la propiedad privada y destruya todo se zafa con un poco de trabajo comunitario. (Si hubieran agarrado a Mac o a Skinny, hubieran pagado 20 o 30 años en prisión… bueno, Skinny no, porque hubiera muerto de todas formas).

Ahora Tyler debe pagar su deuda con la sociedad haciendo de conserje en la Escuela de Arte. Mientras limpia, Nora Clark (quien estudia danza y su sueño es bailar desde que tenía 4 años) le echa el ojo pero su amiga Lucy le recuerda “Tienes novio, recuérdalo” (así tal cual) y probablemente eso impide que le salte encima al nuevo conserje y le arranque la ropa.

Lucy es importante, no, no lo es, es una segundona que está ahí para que tenga mini conflictos que hagan parte del subplot de la peli. Está enamorada de otro tipo que es cantante y la cambia por la corista y ella por fin ve que un joven productor de su escuela, amigo de Nora, siempre la ha amado. En fin, son la pareja de afroamericanos que estudian en la Escuela de Arte porque no se quiere mandar un mensaje erróneo de que sólo entran blancos a estudiar allí.

Resulta que el compañero de baile de Nora se lesiona y no puede acompañarla “en la presentación más importante de su vida”. ¿Ahora quién va a ayudar a Nora? Nadie parece saber bailar en esa costosa escuela de arte… “Yo puedo hacerlo”, dice el nuevo conserje/semiconvicto, Tyler Cage. Y sí que sabe. Intercambian pasos, él le enseña un poco de las movidas del ‘hood’ en donde vive y ella le enseña a amar.

Un paso aquí, un paso allá y esta pareja (que NADIE veía venir) se forma. Pero Mac y Skinny están molestos con Tyler porque no ha vuelto a jugar baloncesto con ellos y no han ganado suficiente en las apuestas. Por supuesto que sí, Tyler juega mejor que Magic Johnson o que Woody en esa película “Los blancos no saben saltar”.

Pero una noche en una fiesta, nuevamente en el gueto, están reunidos todos y Tyler ha llevado al joven productor amigo de Nora quien les enseña a los presentes que sí se pueden superar, incluso alguien menciona que Tupac también fue a la escuela de arte. Mandan a dormir a Skinny porque no quieren que esté en la fiesta hasta muy tarde y al parecer les parece menos peligroso que un niño camine solo por las calles del peligroso barrio.

Skinny malhumorado ve que Omar (el gangster de la primera escena) deja su camioneta encendida y con la puerta abierta y decide robársela (ah sí, olvidé mencionar que uno de los oficios de Mac, Skinny y Ty es robar autos). Skinny es baleado y Tyler jura vengarse bailando porque a Omar ya lo arrestó la policía y “le darán 20 años”.

Llega el día de la presentación de Nora, ella y Ty se lucen. Movimientos en cámara lenta, sincronía prefecta entre el ballet clásico y el hip-hop-jazz fusión. Al final de la presentación, la directora de una compañía de danza famosa le ofrece un papel a Nora y cuando pregunta por Tyler, la directora de la Escuela de Arte dice que “es un alumno de intercambio” y al oído le dice a Tyler que pase los papeles para que sea realidad, abriendo de paso la puerta a una segunda parte. Por su parte, Mac seguirá también su sueño y jugará para el equipo de baloncesto de su colegio (sobra decir que todos, incluyendo a Skinny, parecen personas muy por encima de los 18 e incluso los 20 años).

No quiero adelantarme u ofender a los críticos especializados, pero Step Up podría ser una referencia cinematográfica de gran valor a futuro, cuando las nuevas generaciones entiendan su fuerza conceptual… y vuelen los cerdos.



miércoles, 26 de diciembre de 2012

Los Indestructibles (The Expendables)


Con un elenco así, "nada puede malir sal"

Causa: Autobús
Empresa: Copetrán

Hacía un buen tiempo que no veía a Stallone en una película, en parte porque me decepcionó teniendo sexo virtual con Sandra Bullock en El Demoledor, en parte porque aparecieron otros actores los suficientemente expresivos como para derrocarlo de las pelis de acción. Pero ‘Sly’ volvió a mi corazón y esta vez no sólo actuaría sino que dirigiría el largometraje.

Mi primera impresión fue como de “Qué mierda se hizo este tipo en la cara, está peor que después de pelear con Apollo en Rocky I y II”, pero luego me dejé llevar por la trama. Una misión de rescate que reúne a viejos y nuevos mercenarios: Dolph Lundgren, eterno soldado universal y antagonista ruso en Rocky IV; Jason Statham, un actor que me presentaron en Lock & Stock y Snatch, pero que desgraciadamente conocí en El Transportador; una aparición de el ex-exterminador y exgobernador de California, Arnold Schwarzenegger; y Jet Li, un chino que jamás llegará a ser tan bueno o reconocido como Jackie Chan, pero que es buen actor cuando quiere (por supuesto no es el caso de su rol en Los Indestructibles).

El antagonista es Eric Roberts, un actor conocido siempre por ser jefe mafioso o algún tipo de malo de saco y corbata que en esta peli debe quitarse la corbata debido al calor tropical de la isla donde sucede la mayor parte del film. Eric Roberts es el ex-agente de la CIA que le mueve los hilos a un pobre dictador latinoamericano (la interpretación tiene la fuerza del dictador de Woody Allen en Bananas pero lastima que no tenga la misma gracia).

¿A quién tienen que rescatar? A la hija de piernas perfectas y bronceadas del dictador latinoamericano manipulado por la CIA (bueno, ex-CIA). De modo que después de un intento de reconocimiento en el que Stallone y Statham van a la isla en una hidroavión militar gigante con la coartada de ser “turistas ecológicos” y toman fotos de las fortalezas del sitio que deben atacar. Su coartada es descubierta (todavía me pregunto cómo pudo fallar)

Mucha atención a esto: la coartada falla porque los dos mercenarios, que tienen camisas hawaianas para convencer en el rol de “turistas ecológicos"/ fotógrafos de aves, se interponen en la persecución de los soldados que van tras la hija rebelde y pro-cambios sociales del dictador y que se quería interponer en los planes malévolos del ex-agente de la CIA… suspiro… Ahí es donde el asunto se vuelve personal porque Stallone siente fascinación por la chica y Statham también pero él tiene una novia que lo espera aunque en la misión anterior lo engañó con un bueno para nada que juega al baloncesto y la golpeó en la cara, razón por la que Statham le devolvió el golpe y apuñaló a un balón inocente que apoyó en el pecho del holgazán. “La próxima vez no habrá balón”, dijo.

Muchas balas disparadas, explosiones, traición y engaño y momentos de tensión en donde nos quieren hacer creer que todo está perdido y sin embargo no lo está. Al final los matan a todos y vuelan en el hidroavión. Sandra (así se llamaba el personaje bronceado y sexy hija del dictador) ahora es la nueva presidenta vitalicia de la isla que vivirá en paz hasta que llegue el recibo de pago de la deuda con el Fondo Monetario Internacional y seguramente tengan que volver a sembrar drogas (porque no se siembra ni coca ni amapola ni marihuana, se “siembran drogas”. FMI, digo, FIN.

PD. La peli es famosa porque reúne en una misma secuencia a Stallone, Schwarzenegger y Bruce Willis. Sí, Willis estaba y no lo mencioné porque si no es John McClane (que siempre pensé se escribia McKlein) no me interesa lo que haga.

Sin escape


Hay dos formas de ver una película mala: la primera, porque le estás echando los perros a una jovencita de vientre plano y pechos protuberantes (en ese caso terminamos viendo la saga de Crepúsculo o cualquier peli donde aparezca un tipo sin camisa y de abdominales perfectas); la segunda, que te obliguen a verla.


                                         A Clockwork Orange (Warner Bros)


¿Pero cómo un tipo grande o una mujer llena de carácter terminan siendo obligados a ver una película? No me refiero a un experimento del gobierno como si se tratara de Alex en la Naranja Mecánica, pero sí a la imposibilidad de salir del recinto en el que se proyecta el film y correr, huir hasta que las piernas se queden sin fuerza. En mi caso ha pasado en dos ocasiones particulares: una clase en la que ver la película signifique una futura evaluación o un viaje de una ciudad a otra en autobús.

Para un tipo como yo, pequeño burgués, los ingresos me permiten viajar en autobús pero no soy lo suficientemente acaudalado para hacerlo en primera clase, donde los asientos tienen pantallas individuales y el pasajero decide qué peli quiere verse o mejor, dormir y ya sin ser molestado por el ruido de altavoces comunitarios.

¿Por qué no hacer otra cosa y no prestar atención a los 90 o más minutos de película mediocre? ¡Por morbo! Porque una película mala (en especial las de Hollywood) te llama con un encanto particular, quizás el de la nostalgia de la niñez, cuando el 97,3% de las películas que veías eran bodrios o las más taquilleras del cine, valga la redundancia, y las disfrutabas una y otra vez.

Así que dejamos a un lado los audífonos del reproductor de mp3 que nos hubiera podido salvar con las discografías completas de Los Beatles y los  Rolling Stones (sí, soy orgullosamente ‘bisexual’ en ese dilema musical) y hacemos un esfuerzo sobrehumano por deleitarnos con la magia del cine hecha video e intentamos escuchar los diálogos casi siempre doblados al español e inaudibles por el ruido del motor del bus y la carretera.

No hay vuelta atrás porque en ese momento sabemos que sólo el final y la rodada de créditos con música de fondo nos permitirá dormir en paz.